jueves, 3 de noviembre de 2016

Actividad de expresón escrita






En cursos de tercero y cuarto de primaria, una actividad que promueve la escritura espontánea y la lectura de los alumnos son los finales de los cuentos


El maestro dará a cada alumno un trozo de texto de un cuento, conocido o no, eso no es lo importante, y cada alumno tendrá que terminar el cuento de la manera más original, divertida, triste, alegre que le parezca. Y luego compartiremos estos cuentos con el aula. 

Cada vez que se realice esta actividad los alumnos tendrán tiempo suficiente para leer el cuento que les ha tocado, hacer sus esquemas mentales y escritos de lo que quieren contar, escribirlo, releer y corregirlo. 
Queremos que los finales de los cuentos estén escritos sin prisas para que tengan el tiempo necesario de revisarlos y hacer buenos trabajos. 

Con este ejercicio los alumnos, toman consciencia de la audiencia (quién lo va a leer). Además, pueden recurrir a estrategias de apoyo como preguntar sus dudas al maestro o consultar las palabras que quieran en el diccionario, hasta que consigan componer su texto con satisfacción.
Es una actividad que ayuda a los alumnos a fomentar su creatividad, expresión escrita y autoestima, ya que cada uno es libre de escribir lo que siente porque no se le va a juzgar por eso. 
La actividad la podemos acompañar con un hilo musical:

Cassany y el arte de escribir

Escribir es un arte. Un arte que, como otros, se puede entrenar. Daniel Cassany en su libro Describir el escribir: cómo se aprende a escribir (2011) ponía de manifiesto varias estrategias para el proceso de composición del texto.


Estrategias:



1- La composición: se refiere a les estrategias básicas que utilizamos cuando producimos un texto y que se concretan en diversos aspectos. En primer lugar, para generar las primeras ideas de cómo queremos que sea el texto que vamos a componer, hay que tener presente en quién van a ser los lectores de nuestro texto, qué impresiones esperamos provocar en la audiencia.
2-  Planificar (la estructura): se refiere a la capacidad de hacer esquemas, tomar notas y modificar la estructura a medida que vamos incorporando ideas en el texto mientras lo escribimos.
3- Releer: necesitamos ser capaces de hacer una segunda y tercera lectura de los fragmentos que vamos redactando para asegurarnos que la imagen mental que teníamos al principio del texto, aún perdure, y no nos hemos dispersado de lo que queríamos transmitir. 
4 -  Correcciones: Revisar el texto que hemos escrito, muchas veces lo hacemos de forma casi natural, pero Cassany (2011) afirma que primero las del contenido (qué hemos escrito, cómo están ordenadas nuestras ideas, etc.) y después las de redacción superficial del texto (como la gramática y la ortografía). Aunque, muchas veces estos dos tipos de correcciones se dan simultániamente, ya que a la vez que estás reorganizando ideas del texto puedes estar realizando correcciones.
5- Recursividad: Hace referencia al proceso de composición de un texto que no siempre es lineal y puede ser cíclico.
A parte de estas 5 estrategias, Cassany (2011) plantea las estrategias de apoyo, como aquellas microhabilidades a las que recurrimos en ciertos momentos cuando tenemos alguna dificultad o problema con el texto que estamos redactando y no podemos solucionar, por ejemplo, con nuestra memoria. Las soluciones son diversas: consultar diccionarios, reglas ortográficas, buscar información sobre el tema de nuestro texto, etc.
Por último, la última estrategia que propone Cassany (2011) son los datos complementarios, que son todas aquellas estrategias que provienen de la habilidad de la comprensión lectora: la lectura y los esquemas (repasar, paráfrasis, relaciones causales, jerarquizar la estructura del texto, conocer los marcadores estructurales, etc.), y la lectura y el resumen (distinguir la información importante de la no importante, cambiar un texto para poderlo resumir, capacidad de abstracción, etc.).
En definitiva, el proceso de composición de un texto existe. Osea, antes de ponernos a escribir nuestros pensamientos o ideas en un papel, hay que meditarlas, pensar en los lectores, planificar el texto, traducir nuestras ideas al código escrito, releer y revisar aquello que vamos escribiendo para reformularlo y reconstruirlo tantas veces como sea necesario. También podemos utilizar recursos externos como diccionarios o pedir lecturas a terceros hasta conseguir el grado máximo de satisfacción.